En un estudio publicado por la Universidad de California y Case Western Reserve se hizo una encuesta Ejecutivos/as en cargos Gerenciales de una Consultora Global Big Four. Entre varias preguntas, se les pidió que estimaran su rendimiento en relación al cumplimiento de metas que lograrían alcanzar a fin de año. El estudio arrojó resultados sorprendentes.
Las mujeres, de manera generalizada, estimaron su rendimiento y cumplimiento de metas -por debajo- de los resultados que realmente lograron a fin de año. Además, subestimaron sus habilidades en varios aspectos, incluidos soft skills y habilidades técnicas. Para el género Masculino, los resultados fueron inversos: también de manera generalizada, los hombres sobre estimaron su rendimiento, cumplimiento de metas y nivel de habilidades.
Al realizar el análisis comparado de habilidades técnicas y humanas, CI, personalidad, experiencia y resultados; los investigadores no encontraron diferencias estadísticamente significativas. Los investigadores llegaron a la siguiente conclusión para explicar el origen de la diferencia: las mujeres son, en promedio, sub-estimadoras de sus capacidades y por lo tanto, subestiman los resultados que a partir de esas habilidades puedan lograr. Los hombres, en promedio, son sobre-estimadores de sus capacidades y, por lo tanto, sobreestiman los resultados que a partir de ellas puedan lograr.
Esto tiene implicaciones muy costosas para la productividad de una compañía:
- Dado el sesgo de autopercepción, en algunos casos será observable que posiciones de Liderazgo estén ocupadas por personas que prometen resultados más altos y no necesariamente por líderes capaces de lograrlos. Es decir, una distorsión en la jerarquía corporativa de competencias con fuerte impacto en la generación de una cultura corporativa de alto desempeño.
- Como consecuencia de este fenómeno, la evidencia sugiere que al subestimar sus capacidades y, por lo tanto, el resultado esperado de sus decisiones y proyectos, las mujeres tienden a tomar decisiones con menores niveles de riesgo, lo que podría traducirse en, en promedio, rentabilidades potencialmente más bajas.
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