Innovación, calidad y orientación a resultados: así define Bruno Aloi, Senior Consultant para Sudamérica en Switzerland Global Enterprise (SG-E), la mentalidad suiza a la hora de hacer negocios.
S-GE (Switzerland Global Enterprise) es una asociación sin fines de lucro, de casi 100 años en el mercado, con mandato del gobierno suizo y con apoyo de la Secretaría de Estado de Economía (Seco) para dar soporte a las empresas suizas que quieren exportar e internacionalizarse. También se dedica a la promoción de Suiza como destino de inversión y como soporte a empresas extranjeras que quieran radicarse en Suiza.
Con foco sobre todo en Pymes, S-GE trabaja desde 1927 mano a mano con la diplomacia suiza, favoreciendo la articulación público privada.
Actualmente, cuenta con 27 oficinas alrededor del mundo en los principales mercados. Sobre su rol en la institución, Aloi describe que su función es “dar soporte a las empresas que quieren internacionalizarse en dirección a Sudamérica: sea para exportar, sea para ofrecer nuestros servicios tanto a empresas públicas como privadas”.
CCSA: La articulación público privada ha dado resultados a nivel global, ¿cómo es la mentalidad suiza con respecto a esta colaboración para el desarrollo de negocios?
BA: La mentalidad suiza es una mentalidad muy orientada a los resultados. Por un lado, Suiza no tiene un capitalismo “salvaje” como vemos en otros países donde todo está privatizado, pero por otro lado tampoco es como algunos países europeos, en donde prevalece el estado de bienestar, pero cobra impuestos muy altos.
Suiza siempre está buscando resultados, pero con una buena integración entre público y privado. En el caso de nuestra organización, si bien somos una organización sin fines de lucro, somos parcialmente financiados por el Estado y nuestros proyectos se venden a empresas. Este tipo de integración es muy común en el país y lo vemos en otras áreas también.
Por ejemplo, los procesos de investigación y desarrollo de productos se desarrollan dentro de universidades e institutos públicos suizos, pero vienen financiados en parte por el gobierno y en parte por las empresas, porque se ve la importancia de promover la innovación y poner estos productos en las manos del mundo.
CCSA: En relación a los productos y servicios suizos, ¿cuáles son los sectores más competitivos y bajo qué patrones o paraguas buscan diferenciarse y ser reconocidos?
BA: Siempre cuando hablamos de productos suizos, la percepción es de productos que se distinguen por la calidad y la innovación, porque los costos de producción son altos: no podemos competir con base a precios, más bien nos diferenciamos por la innovación y la tecnología. Esto es lo que Suiza quiere ofrecer al mundo.
En S-GE trabajamos con seis sectores clave, que son sectores en los cuales creemos que hay más oportunidades en el mercado de pymes: maquinaria y electrónica, energías sostenibles, tecnología médica, infraestructura, alimentos y Fintech.
CCSA: De acuerdo a lo que va viendo del mercado en Latinoamérica, ¿dónde ve las mayores oportunidades para favorecer la internacionalización de empresas suizas? Teniendo en cuenta los niveles de competitividad interna de cada uno de los países y los niveles de complementariedad productiva.
BA: Para un exportador suizo, es más fácil comenzar por mercados más cercanos en Europa. Si bien Suiza no forma parte de la Unión Europea, todas las reglamentaciones están hechas, por lo que es más sencillo y culturalmente es más fácil. Después siempre se piensa en los dos grandes mercados, China y Estados Unidos, que siempre están en el radar. Latinoamérica es siempre una cuestión menos cómoda, en cierto sentido porque los suizos son poco amigables al riesgo y la región se ve como un mercado riesgoso por su situación política y económica.
Sin embargo, cuando intentamos “vender” Latinoamérica acá, vemos muchas oportunidades para los suizos: por ejemplo, en la producción de commodities como uno de los principales negocios, donde la tecnología también es muy importante.
A su vez, en los últimos años la cuestión de la transición energética se ha vuelto fundamental y como Suiza no tiene la condición de productor, entra en ese mercado con la tecnología que caracteriza a sus empresas. Específicamente en Argentina, vemos muchas oportunidades en el cobre, litio y la producción agrícola: vemos estos sectores como significativos en los que tenemos que trabajar, aunque haya dificultades.
CCSA: Hablando de procesos de internacionalización, cuando una empresa suiza logra internacionalizarse en cualquier país latinoamericano, ¿cuál es el modelo de negocio que elige? ¿va con su propia marca, va en asociación con un socio local que conoce el mercado o cómo lo hace?
BA: Para Latinoamérica, normalmente, se ven cuáles son las etapas de internacionalización. La primera es la exportación, la segunda es un joint venture con una empresa local y la tercera sería la producción local. Entonces lo que es fundamental es tener un partner local. La primera traba es la interfase cultural ya que es muy importante entender al cliente, la idiosincrasia, la cultura y la lengua. Uno de los principales servicios que ofrecemos en la compañía es la búsqueda de partners comerciales y distribuidores locales. Esa es siempre nuestra principal recomendación para Latinoamérica.
CCSA: ¿Qué similitudes y diferencias ve entre un tipo de liderazgo suizo, más largoplacista y desarrollista, y otro latinoamericano caracterizado como “piloto de tormenta”? ¿dónde ve que hay match o complementariedad entre ambos tipos ideales?
BA: Cuando hablamos con un empresario suizo, siempre preguntamos cómo es su relación con Latinoamérica y siempre responden que sus relaciones personales son muy buenas, porque el latino tiene esto de acercarse, entonces hace que el trabajo sea muy llevadero. Por otro lado, para los suizos son difíciles las cuestiones culturales asociadas a la incertidumbre típica de nuestra región. Y tampoco termina de comprender cuando la gente quiere decir algo, pero en realidad dice otra cosa para ser simpática: es decir, en nuestra región normalmente la gente es forzosamente menos directa y evita confrontar.
Así y todo, para las empresas suizas, los gerentes de Latinoamérica son muy buenos, porque consiguen atravesar las tormentas. Porque cuando uno está acostumbrado a trazar planes a 10 años, a veces no consiguen sus metas cuando cambia todo. En particular, creo que los latinos podemos aprender de los suizos la perspicacia de planear y buscar la excelencia en lo que se hace. Esto viene un poco de mano de la innovación suiza. Yo creo que es un casamiento muy fructífero.