Pindó S.A. es una empresa familiar de descendientes directos de inmigrantes suizos que comparte desde sus orígenes uno de los más profundos valores personales de sus líderes, el compromiso con su tierra: gestionar responsablemente recursos naturales implica para la empresa un continuo desafío, que hoy abarca el ciclo completo de producción, incluyendo el uso eficiente de materias primas y la regeneración del medio natural. Esta forma de pensar y actuar se expresa en cada unidad de negocio de la compañía.
El vivero trabaja en I+D seleccionando semillas desde su origen para la obtención de plantines de alta calidad. Esta innovación busca lograr un uso eficiente del suelo, incrementando la producción por unidad de área evitando la ampliación de zonas de cultivo. La regeneración de especies nativas, nos permite apoyar programas de educación ambiental, mediante donaciones a escuelas, espacios verdes comunes y bordes de cuencas hídricas de nuestra ciudad.
Los bosques nativos e implantados tienen un rol fundamental ante el cambio climático, contribuyen a la captura de CO2, la reducción de riesgo de incendios y ritmo de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Pindó mantiene y colabora con la regeneración de 1.215 hectáreas de bosques protectores de cursos de agua y fajas ecológicas incorporando el manejo de paisajes forestales, esto garantiza la conexión de las áreas protegidas permitiendo el desplazamiento de fauna autóctona; además contempla diversas acciones de control de caza furtiva, desmontes ilegales y corte no autorizado de vegetación nativa.
En 2020, la empresa alcanzó la certificación de Gestión Forestal Sostenible PEFC. Para ello, debió demostrar el cumplimiento de toda la legislación sobre la gestión forestal, los derechos de los trabajadores, su capacitación permanente, la planificación del uso de los recursos naturales a perpetuidad; no haber reemplazado bosques nativos desde el año 2000 y la conservación de sitios prioritarios para preservación de la biodiversidad. La gestión responsable de los bosques, además, contribuye a la distribución de ingresos y fijación de población en el ámbito rural, a través de la contratación de personal vecino a las áreas de trabajo, fortaleciendo el tan necesario arraigo y desarrollo de zonas rurales.
A pesar de los grandes desafíos que ha traído la pandemia, este año Pindó alcanzó la certificación PEFC Cadena de Custodia en la industria, lo que implica un riguroso proceso de rastreo de la madera a lo largo de la cadena de valor, asegurando su trazabilidad en todas las etapas de cosecha, transporte y procesamiento.
Pindó Eco-Energía nació con el propósito de resolver la acumulación de biomasa resultante del aserrado, mejorar la eficiencia energética e incorporar el uso de fuentes de energía renovable. Tras 11 años de esfuerzos, una inversión de 90 millones de pesos al momento de su puesta en marcha, y capacidad de generación de hasta 30.000 MWh/año de energía, la planta representó una nueva actividad.
Hoy la industria se autoabastece de energía en un 95%, consume entre 9.000 MWh y 10.000 MWh al año inyectando el excedente al Sistema Interconectado Nacional.
Las cenizas producidas se utilizan como abono en el vivero y plantaciones. De esta manera, la huella de carbono se mitiga casi en su totalidad, un claro exponente de eficiencia, sostenibilidad, revalorización de materias primas y bioeconomía. Alcanzar la certificación PEFC CoC tanto en la producción como en la biomasa forestal y energía llevó a convertir a Pindó en la primera empresa en América en producir MW de origen sostenible certificado.
En suma, la empresa basa sus negocios en la naturaleza con un profundo respeto por lo que ella brinda, agregando valor desde el Vivero hasta la Industrialización de productos. El uso de la totalidad de la materia prima renovable, y la constante búsqueda de la optimización de los subproductos resaltan su compromiso ambiental.