El interés de inversión en activos de transición energética aumenta rápidamente, según revela un estudio de nuestra socia KPMG, para el cual fueron entrevistados 1400 altos ejecutivos a nivel internacional.
Entre los resultados más destacados está que el 72 % de los ejecutivos afirmó que cree que este tipo de inversión está creciendo considerablemente y que lo seguirá haciendo en los próximos años. Los resultados demuestran que son altos los niveles de confianza en las operaciones de transición energética y la búsqueda de inversiones en tecnologías y proyectos de energía limpia, a pesar de un largo periodo de volatilidad geopolítica y tasas de interés elevadas.
Cuando se les preguntó específicamente en qué planean invertir, los encuestados señalaron la eficiencia energética, incluida la electrificación, como la más atractiva en los próximos 2 años (36 %), seguida de la energía renovable y baja en carbono (34 %).
Los datos reflejan las conclusiones del informe World Energy Investment 2024 de la Agencia Internacional de Energía (IEA), y revelan que de la inversión global en energía estimada en 3.000 millones de dólares para este año, aproximadamente 2 mil millones se destinarán a tecnología e infraestructura de energía limpia, casi el doble de la inversión en combustibles fósiles.
“A medida que las regulaciones y los marcos legales actúen como aceleradores del cambio, veremos un flujo cada vez más relevante de inversión en procesos de descarbonización y reducciones de CO2; es un camino largo en el que continuaremos recurriendo a los combustibles fósiles para apalancar el crecimiento de los renovables y proveernos de energía, pero el mandato de energías limpias es claro”, explicó Diego Calvetti (foto), líder de Energía y Recursos Naturales de KPMG Argentina.
KPMG también pidió a los encuestados que nombraran una o dos regiones que serían las más atractivas para la inversión en transición energética de su organización en los próximos 2 años. El 43% eligió a Asia Oriental, seguida de Norteamérica con un 39% y luego Europa con un 35%. Aunque el estudio resalta el aumento de la confianza en la transición, el temor es que la inversión continuada pueda ralentizarse debido a riesgos políticos o regulatorios; el 40 % de los ejecutivos encuestados identificaron estos riesgos como el principal obstáculo para la inversión, seguidos por la volatilidad del mercado (36 %).
Mike Hayes, director de Descarbonización y Naturaleza y responsable Global de Energías Renovables de KPMG International, afirmó que Indudablemente, las medidas políticas y regulatorias están dando forma a la transición energética, y funcionan como grandes impulsores y obstáculos. «Está claro que, sin un marco regulatorio sólido, se corre el riesgo de frenar el avance de esta transformación crítica. El camino a seguir exige más que una ambición: requiere políticas estables, transparentes y coherentes, como subsidios a las energías renovables, fijación de precios del carbono y mandatos de energía limpia. Estos marcos no sólo respaldan el cambio, sino que lo aceleran, abren las puertas a una inversión sostenida y a un rápido crecimiento de las energías
limpias y las infraestructuras.”, dijo.
Los resultados de la encuesta reflejan los datos del informe Statistical Review of World Energy del Instituto de la Energía, en colaboración con KPMG, que indicó que para 2023 se llegaba al máximo histórico del consumo mundial de combustibles fósiles impulsado principalmente por el carbón y el petróleo. A pesar del rápido crecimiento de las energías renovables, todas las previsiones confiables estiman que los combustibles fósiles ocuparán un rol cada vez menor, aunque de vital importancia en la combinación energética. Los últimos años demostraron que estos combustibles – especialmente el gas natural- siguen siendo fundamentales para la seguridad energética, y que se necesitan más inversiones para satisfacer la demanda energética a medida que avanza la transición.